Buscar este blog

lunes, 12 de noviembre de 2012

Alga Didymo: alcances y prevención


La Didymosphenia geminate, conocida comúnmente como Didymo o “moco de roca” (por su aspecto visual), es un alga unicelular que posee un alto poder de invasión, dada sus características y su capacidad de proliferar rápidamente en ambientes de agua dulce. “Cuando encuentra un lugar favorable se reproduce de manera masiva y genera como un colchón en el fondo que a la vista es parecido como a lana de vidrio o un peluche de un color medio amarillento o blacusco. Es marrón, viscosa y desagradable a la vista.”, explicó Lorena Laffitte, integrante de la Dirección de Biología Acuática que depende de la Subsecreataría de Medio Ambiente de la Provinca.
La proliferación del alga tapizando los fondos de los ríos de la zona, modificaría tanto el paisaje como el equilibrio del ecosistema acuático. Si bien no es tóxica para el ser humano ni afectaría la calidad del agua, la propagación de Didymo podría tener un gran impacto en la zona a nivel turístico y en la calidad de la pesca ya que, no sólo podría afectar a los organismos que sirven de alimento para los peces, sino que la plaga sería capaz de alterar los sitios naturales de reproducción y desove de los mismos. Aunque a nivel mundial se la encontró principalmente asentada en ríos y arroyos, los especialistas no descartan que pudiera enconetrarse en lagos, aunque la probabilidad es más baja.
LLEGADA A ARGENTINA. Didymo es originaria de las regiones frías/templadas del hemisferio norte y fue reconocida por primera vez en Dinamarca. Hasta su reciente descubrimiento en Nueva Zelanda en 2004, nunca se había detectado su presencia en el hemisferio sur. Allí la proliferación del alga fue devastadora debido a que, en pocos años, se dispersó por casi la totalidad de los cauces fluviales de la Isla Sur, antes de ser controlada.
“En Argentina apareció por primera vez en Chubut en el Río Futaleufú en septiembre de 2010 y nosotros la encontramos por primera vez en el Collón Cura en Balsa Vieja en noviembre de 2011. A partir de su detección salimos a buscarla más exhaustivamente y se la encontró también en el Chimehuin”, relató Laffitte, “ahora lo que podemos decir es que está un kilómetro más abajo desde la Curva del Manzano en el Chimehuín y en el Collón Cura hasta la altura más o menos de Balsa Vieja. No se presenta como una manta continua desde un lado hacia el otro sino que existen focos dispersos a lo largo de esta zona crítica”, agregó.
Desde la aparición de Didymo en Chubut, la Subsecrearía de Medio Ambiente comenzó a trabajar en un plan de vigilancia, consistente en el monitoreo de más de 30 zonas de ríos de la provincia. A partir de su detección se activó el plan de seguimiento para determinar periódicamente su avance. “Hicimos una bajada en noviemrbe de 2011, en la que se recorrió también parte del Chimehuín y Collón Cura para determinar hasta dónde estaba presente el alga. Volvimos a realizarla en septiempre de 2012 para ver si se habían extendido esos focos y se encontró un poco más, aguas arriba de donde ya se había encontrado, a la altura del cerro los pinos en Chimehuin”, comentó la bióloga.
La dispersión del Didymo se relaciona directamente a usuarios de ríos (pescadores, kayakistas, navegantes, nadadores, etc.), ya que puede adherirse con mucha facilidad a cualquier material, implemento, vehículo o animal que tome contacto con agua con presencia del alga. Esto se produce con mayor frecuencia si se trata de superficies absorbentes, donde la humedad se conserva y el alga puede sobrevivir por más de 40 días. Por eso la clave para prevenir su disperción a otros cursos de ríos está en la desinfección tanto de prendas como de herramientas, implementos y hasta mascotas.
LA DESINFECCIÓN. Como aún no existe un alguisida que permita la erradicación de Didymo, la prevención es la única manera de controlar –hasta cierto punto- la proliferación de la plaga, y la desinfección la única herramienta para llevarla adelante. En enero de 2012, los Ministerios de Desarrollo Territorial y de Energía de la provincia establecieron, a través de una resolución, la obligatoriedad de la desinfección para todos los usuarios y maquinarias que estén en contacto con el agua. Sin embargo, desde distintos sectores se ha denunciado que la medida no estuvo acompañada por el nivel de controles acordes, ni la infraestuctura necesaria en materia de puestos de desinfección a la vera de los ríos.
Ante la gravedad que reviste la posibilidad de acelerar la propagación del alga, se torna impresindible la toma de conciencia a nivel social respecto de la importancia de la autodesinfección. Para llevarla adelante se establece un protocolo que consiste en tres pasos: Chequear /retirar, limpiar y secar.
1. CHEQUEAR Y RETIRAR.
Antes de dejar el río o lago, revisar cuidadosamente todos los elementos que estuvieron en contacto con el agua. Remover restos de vegetación, barro, algas, sedimento y agua de los equipos y embarcaciones. Lo que saque no arrojarlo al suelo sino a la basura.
2. LIMPIAR.
Refregar con cepillo y remojar, todo lo que estuvo en contacto con el agua, utilizando alguna de las siguientes soluciones:
• LAVANDINA al 2% (hipoclorito de sodio). 200 ml de lavandina (un vaso) cada 10 litros de agua (un balde doméstico). Mínimo 1 minuto.
• SAL al 5%. 500 g sal (dos vasos) cada 10 litros de agua, mínimo 15 minutos.
• DETERGENTE al 5% (lavavajillas líquido biodegradable). Dos vasos pequeños o 500 ml en 10 litros de agua. Solución al 5% de un antiséptico de manos (povidona yodada). Agua muy caliente, por encima de 60°.
Los equipos que absorvan agua, como chalecos salvavidas o botas de vadeo, deben dejarse en remojo en alguna de estas soluciones al menos 30 minutos para asegurar su limpieza.
3. SECAR.
Esta opción debe practicarse SOLO si la limpieza NO es posible. El secado sólo es efectivo si el material queda TOTALMENTE seco. Una vez secos los equipos, se debe dejar pasar al menos 48 horas antes de volver a utilizarlos.
Es importante evitar desechar la solución utilizada en el ambiente natural y realizar la desinfección en sectores secos, pedregosos o con grava para minimizar el riesgo de una nueva contaminación con agua. Para desinfectar las manos y brazos se pueden utilizar toallitas de hogar con cloruro de benzalconio. Es importante que el agua que se use sea limpia y clara y que se utilice la cantidad mínima requerida para la desinfección.

No hay comentarios:

Publicar un comentario